Errores ortográficos

Los barbarismos

Los barbarismos son palabras o expresiones que se utilizan incorrectamente en una lengua y que, por tanto, van en contra de las normas gramaticales y ortográficas. Estos términos suelen provenir de otras lenguas o ser inventados por el hablante o escritor sin respetar las normas de la lengua en la que se está comunicando.

A continuación, se presentan algunos ejemplos comunes de barbarismos y su corrección:

    Anglicismos: Son palabras o expresiones que se utilizan en español pero que provienen del inglés. Ejemplos de anglicismos son «manager» en lugar de «director», «parking» en lugar de «estacionamiento», o «bistec» en lugar de «filete».

    Galicismos: Son palabras o expresiones que se utilizan en español pero que provienen del francés. Ejemplos de galicismos son «culotte» en lugar de «pantalón corto», «menú» en lugar de «carta», o «hotel» en lugar de «alojamiento».

    Italianismos: Son palabras o expresiones que se utilizan en español pero que provienen del italiano. Ejemplos de italianismos son «spaghetti» en lugar de «espagueti», «pasta» en lugar de «fideos», o «pizza» en lugar de «torta».

    Germanismos: Son palabras o expresiones que se utilizan en español pero que provienen del alemán. Ejemplos de germanismos son «rucksack» en lugar de «mochila», «kindergarten» en lugar de «jardín de infancia», o «wurst» en lugar de «salchicha».

    Neologismos: Son palabras o expresiones que se inventan y utilizan sin estar establecidas en la lengua. Ejemplos de neologismos son «enchufismo» en lugar de «favoritismo», «feminazi» en lugar de «feminista», o «desconfinamiento» en lugar de «desescalada».

Es importante evitar el uso de barbarismos y, en su lugar, utilizar las palabras y expresiones correctas según las normas de la lengua en la que se está comunicando. En caso de duda, se puede consultar un diccionario o una guía de estilo para asegurarse de estar utilizando la lengua de manera correcta y efectiva.

La redundancia

La redundancia es un vicio del lenguaje que consiste en repetir innecesariamente palabras o expresiones que ya han sido mencionadas anteriormente en el discurso. La redundancia puede hacer que la comunicación sea confusa, cansada y poco efectiva.

A continuación, se presentan algunos ejemplos comunes de redundancia y su corrección:

  • Repetición de palabras: Ejemplo: «El animal era grande y grande». Corrección: «El animal era grande».
  • Redundancia de conceptos: Ejemplo: «Sube para arriba». Corrección: «Sube».
  • Uso innecesario de adjetivos: Ejemplo: «El cielo azul claro». Corrección: «El cielo claro».
  • Uso innecesario de adverbios: Ejemplo: «El gato maulla fuerte». Corrección: «El gato maulla».
  • Doble negación: Ejemplo: «No tengo nada que no sirva para nada». Corrección: «No tengo nada que sirva».

Es importante evitar la redundancia en el lenguaje para hacer que la comunicación sea más clara, concisa y efectiva. En ocasiones, se puede usar la redundancia de manera intencional con fines estilísticos o para enfatizar un punto, pero esto debe hacerse con moderación y de manera consciente.

Los vulgarismos

Los vulgarismos son palabras o expresiones que se utilizan en el habla coloquial pero que no son adecuados para su uso en situaciones formales o educadas. Estas palabras pueden ser consideradas como vulgares, groseras o de mal gusto y, por lo tanto, no son apropiadas para su uso en contextos como la literatura, el periodismo, la academia y otros ámbitos formales.

Algunos ejemplos de vulgarismos incluyen:

  • Palabras malsonantes o groseras: son aquellas palabras que se utilizan para referirse a temas desagradables o que pueden ofender a alguien.
  • Jergas o argots: son términos que utilizan ciertos grupos sociales o profesionales y que pueden ser difíciles de entender para aquellos que no están familiarizados con ellos.
  • Palabras mal pronunciadas o escritas: son aquellas palabras que se utilizan en el habla coloquial pero que no se ajustan a las reglas de ortografía o gramática.
  • Anglicismos: son palabras o expresiones en inglés que se utilizan en el habla coloquial en lugar de palabras en el idioma nativo.

Es importante evitar el uso de vulgarismos en situaciones formales o educadas, ya que pueden dar una impresión negativa sobre el hablante o escritor y pueden hacer que la comunicación sea menos efectiva. En su lugar, se deben utilizar términos apropiados y adecuados para el contexto y la situación en la que se esté hablando o escribiendo.